Copalchí comunidad
de la cabuya
Este vegetal es de múltiples usos: de su fibra se hacen
hilos, de sus hojas papel, de sus espinas agujas, y sus hojas jabonosas sirven
como detergente. Además el zumo fermentado da una agradable bebida, es por ello
que los historiadores decían que esta maravillosa planta regalaba, aguja, hilo,
vestido, cuerdas, miel, vino, vinagre.
La mujer también tuvo un papel importante en donde ayudaban
a sus esposos a la fabricación de distintos objetos como: alfombras,
bultos, mecates
como: soga mediana y grande, piernilla, la trenza y el mecate tamalero.
Copalchí es un pueblo no muy poblado en donde las personas
hace muchos años vivieron de los productos elaborados a base de esa planta.
Las personas
que trabajan en dicha actividad les cuesta mucho adaptarse a este oficio ya que
la cabuya a la hora de extraerla suelta un líquido que si cae en la piel de las
personas provoca una comezón insoportable donde esta alergia a veces provoca
que las personas al tanto rascarse se rompan.
El Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) era uno de los
principales compradores de Cabuya, la cual repartían a distintas instituciones
para su proceso o elaboración de diversos productos como: bolsos, fajas,
canastos, carteras, sandalias entre otros.
Costa Rica era un gran productor de Cabuya a nivel latinoamericano
pero hubo un tiempo donde el negocio decayó debido a que la República del
Salvador que también empezó a exportar dicho producto.
Algunos personajes que abundan en la comunidad de Copalchí
son:
Victorino Picado Navarro: es un hombre de 80 años que todavía
vive de esta actividad económica y su esposa clara de 81 años ellos llevan 63
años de casados.
Don Victorino:
El sabía fabricar alfombras,
bultos y también elaboro mecates como: soga mediana y grande, piernilla, la
trenza todo esto lo dejo de fabricar debido que no dejaba suficiente ganancia y
en la actualidad el mecate que más produce es el que se utiliza para tamal (mecate
tamalero).
Doña Clara:
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